miércoles, 24 de junio de 2009

Cómo ganase la confianza de los adolescentes



La mayoría de problemas del día a día de la convivencia familiar se resolverían, si nos esforzáramos por tener una buena comunicación con los hijos, especialmente con los que son adolescentes, puesto ques es una etapa especialmente importante, puesto que en ella se producen sustanciales transformaciones en la personalidad. Hay muchas formas de tener una buena comunicación con ellos. Se puede hacer con un gesto, una mirada de complicidad, con la palabra, escuchando música, leyendo, haciendo deporte, etc.

Para comunicarnos no siempre se necesitan palabras, pero si es necesario demostrar afecto y crear un clima de confianza, hacer un esfuerzo para ser acogedores, tener sinceridad y buen humor a la hora de comunicarnos. Es imprescindible comprender a sus hijos; averiguar lo que les gusta o no, saber intuir qué les preocupa, que les quieren decir o qué necesitan.

Hay que saber que …
  • Nuestros hijos tienen que saber que nosotros somos sinceros siempre. Por esto debemos preguntarnos:
    - ¿Cuántas veces hemos dejado incompleta una promesa o una sanción que habíamos anunciado a nuestros hijos?
    - Cuantas veces nos han telefoneado y, por comodidad, hemos hecho decir qué no estábamos en casa?
  • La verdad tiene que ser objetiva, clara. Por ejemplo: si nos equivocamos, pedimos disculpas y lo reconocemos; esto es más educativo para el hijo que sermones y consejos repetitivos.
  • Debemos profundizar en la virtud de la discreción, que no es frecuente en el ambiente actual. La definición de discreción: “reserva en las acciones y en las palabras, que sabe callar aquello que le ha sido confiado”.
  • Saber distinguir el momento en que es conveniente dar el consejo oportuno.
  • Utilizar por alto la técnica de la ofuscación, esperar y buscar el espacio para dialogar con calma y serenidad. Una persona discreta no impone, no coacciona sino que observa y ayuda a mejorar reconociendo que ella también tiene defectos; por lo tanto, no se sobresalta por nada, y, con esta comprensión anima a su hijo(a) a la sinceridad.

En la adolescencia hay que estar preparados para que nos expliquen lo más impensable sin perder los nervios. Lo que es mas importante siempre es que los hijos nos digan la verdad, aunque del susto recibido los quedáramos sin aliento.

"La base de la comunicación es amar e interesarse por sus cosas. Cuando hay confianza se actúa con calma, no se improvisa, se da paz y se evitan muchos problemas”.

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